Mi historia con TWD y cómo dos escenas cambiaron mi percepción de la serie

Comencé a ver The Walking Dead mucho antes de empezar a leer el cómic. De hecho me enteré de la existencia del papel hasta que se anunció la serie, por lo que aterricé a ella sin ningún prejuicio previo y simplemente sabiendo que era una serie de “Zombies” basada en un cómic “muy bueno”. Así, después de un primer capítulo digno de plausos y alabanzas, la serie fue cayendo hasta llegar a un final de temporada que me pareció somnífero y sin chiste alguno. Y ni qué decir del comienzo de la segunda, solo pude aguantar unos 4 capítulos y decidí abandonar la serie para -supuestamente- no volver a ella jamás. Cosa, que después de ver el episodio Killer Within, me alegro de no haber cumplido.

Después del corte hay mucho spoiler talla extra grande.

Pasó casi un año y yo seguía leyendo por aquí y por allá de lo bueno que era el cómic y de cómo era un material muy superior a la serie. Todo el hype multiplicado porque el número 100 estaba ya a la vuelta de la esquina y prometía grandes cosas. Me resistía, la hueva que invadía mi cuerpo al pensar en la serie no me dejaba darle una oportunidad al trabajo original. Cosas del destino o no, me encontré con los 100 número servidos en bandeja de oro y listos para ser descargados en mi vida. Aún así le pensé, pero las recomendaciones me ganaron y me decidí por leer.

Cien números después, quedé fascinado con el trabajo. Efectivamente era muy superior a la serie; más maduro y con un desarrollo de personajes impecable que te acercaba de una manera muy gratificante a sus protagonistas y ya con un gran número 100 que acarició el estatus de legendario. No más, no menos. No he leído mucho fuera de las fronteras Marvel, pero sobra decir que TWD es un material muy recomendable si les gusta esto de las viñetas que tan de moda andan ahorita.

Empezó la promoción de la tercera temporada de la serie y  mi interés en ella renació. Ese morbo por ver cómo adaptaban a la prisión y al Governador me creó la necesidad de regresar a la serie. Terminé de ver la segunda temporada y me gustó aún menos. Demasiado lenta y además, me molestaron mucho los cambios -para mal- que le habían hecho en comparación al cómic. ¿Carl no mató a Shane? Pffft, lo vi como un momento clave en el desarrollo del personaje que habían cortado de tajo buscando un tono más family friendly. En fin, después de terminar la temporada la serie quedó peor parada que antes ante mis ojos, pero el morbo seguía ahí y tenía que ver la tercera sí o sí.

Así llegó la tercera temporada con un primer capítulo que se me ha hecho de lo mejor que ha parido la serie. Con unos cambios bien pensados y satisfactorios de papel a televisión. Todo indicaba que la serie tomaría un buen rumbo. Ese rumbo que planteó un primer episodio gigante pero que nunca se había logrado mantener. Y así llegó su cuarto capítulo. El detonante de todas estas líneas y punto clave donde cómic y serie toman rumbos diferentes pero se acercan uno a otro en términos de calidad.

Killer Within es el mejor capítulo desde aquel piloto. No hay comparación alguna. Tan bueno que hace desaparecer cualquier queja que uno pueda tener sobre anteriores cambios -para mal- de cómic a serie que habían tenido. Un capítulo que define personajes, que causa empatía, que causa asco y que causa lágrimas. Y cuando un producto de entretenimiento entrega este buffet de emociones, es una cosa que me gusta aplaudir.

El personaje de Carl me causaba conflictos, tenía una personalidad como la de esos niñitos “quieren cagar” que se sienten adultos pero que todo lo hacen fingido y de manera caprichosa. Pero eso ya cambió. El personaje vivió una de las mejores escenas que ha tenido últimamente la televisión. El parto. Ese momento madre-hijo fue invaluable y me construyó un nudo en la garganta. Lori no se iba salvar, su momento había llegado y ahí estaba un pequeño intercambiando las últimas palabras de amor con su madre. Un último adiós. Todo rápido, acelerado y de tajo, porque aquí se trata de sobrevivir, de entregarse por los demás y eso estaba pasando. Una vida se apaga para que otra entre en juego.

Para rematar el cuadro, Carl, después de vivir una de las peores pérdidas que puede haber, tiene que rematar con un disparo el cuerpo inerte de su madre para que no regrese nuevamente. Un momento clave para su desarrollo. Un momento que saca a relucir las pelotas del personaje. Una escena que revuelve el estómago pero que al mismo tiempo te toca el alma.

Esto solo lleva al punto donde mi percepción de la serie cambió totalmente: cuando se entera Rick de lo que ha pasado. El cómic podrá tener un desarrollo de personajes mucho mejor logrado que la serie, pero ningún momento de él me ha causado una empatía tan gigantesca como la que me transmitió el personaje de Rick en esos últimos minutos de capítulo. Tal vez sea por las ventajas que el medio televisivo tiene sobre el papel, o qué sé yo. Pero esa escena fue memorable.

El personaje se quebró. Uno de sus mayores miedos se volvió realidad. No pudo proteger a aquellos que ama, les falló. Su mujer, su compañera, ha muerto, se fue y ni siquiera pudo decir adiós, y no solo eso, se da cuenta de que la última gota de inocencia que le quedaba a su pequeño hijo se ha secado. Ya nada será igual, le cae la realidad encima y hace lo que cualquiera hubiera hecho. Rompe en lágrimas, grita, se retuerce y se avienta al suelo en una terrible desesperación y amargura.

El quiebre de Rick ante la muerte de Lori cobra más fuerza cuando le sumamos esa escena previa antes de que empiece todo el desmadre. Aquella escena donde Rick ve su esposa a lo lejos, entre las rejas. Un intercambio de miradas lleno de amor, es como si estuviera pensando y meditando todo lo que ha pasado, un “Te amo. Eres una puta y me fallaste, pero te perdono porque al fin de cuentas te necesito y te quiero“. Al menos eso me transmitió a mí y hace que la escena final sea lo que es.

En fin. Después de este episodio la serie ha cobrado una fuerza increíble. Parece que ya se la van a tomar en serio los escritores, ya quedó fuera ese tono más familiar que quisieron aplicar la temporada pasada. Este nuevo cambio de cómic a pantalla chica fue sublime y ha marcado un nuevo e interesante camino. Hay más puntos que se podrían tocar al respecto de esos 40 minutos pero ya no son tan importantes cuando se comparan con estos dos gloriosos momentos. Uno de los mejores capítulos que he visto. Tanto que me ha hecho escribir al respecto. Qué bueno que leí el cómic, qué bueno que regrese a la serie. Ahora espero que se mantenga así, porque esto promete y espero no decepcionarme después.

P.D: Qué bueno que se murió T-Dog.

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About Ángel Viñas (@LicChimps)

Geek por las mañanas, Mirrey por las noches. Jugador y Mercadólogo de tiempo completo.

5 responses to “Mi historia con TWD y cómo dos escenas cambiaron mi percepción de la serie”

  1. El vengador malba says :

    Ahora una reseña a nombre de T- Dog, también lloré su pérdida. Se sacrifico para salvar a la otra vieja. :((

    De acuerdo contigo en que ha sido uno de los mejores capítulos de la serie y si bien Carl no mató a Shane, en cierta parte le disparó a su madre que es aún más duro y como dices da la oportunidad a que Comic-Serie se pongan a la par.

    Esperemos que no caguen la serie en las próximas temporadas, como ya es costumbre y si bien tuvo un bache en la segunda, está tercera vaya en ascenso. Tiene todo para terminar como una serie mitica.

  2. Tich says :

    Rola los comics, mi Lic.

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  1. Tres cambios a mal en The Walking Dead « Los Comisionadoz - December 6, 2012

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